Ekaterimburgo es una ciudad ubicada en la región central de Eurasia, Rusia, en la vertiente oriental de los montes Urales (1.667 kilómetros al este de Moscú), donde vive 1,5 millón de habitantes.
La referencia geográfica es muy importante en esta crónica: de esa ciudad llegó un correo electrónico a una cátedra del Departamento Teatro de la Facultad de Artes de la UNT, dirigida a los alumnos que cursan Dirección Teatral. Se los invitaba a participar del Laboratorio de Teatro para Estudiantes Internacionales Instadrama, junto a alumnos de cuarto año del Instituto Estatal de teatro de esa ciudad rusa.
José Padilla y Juan Pablo Sosa, alumnos de los últimos niveles de la Licenciatura en Teatro, presentaron sus proyectos; entre ambos, el de Padilla resultó elegido y realizó el laboratorio.
Buena predisposición
El director elegido relata cómo fueron los primeros intercambios, vía formularios y audios de whatsapp, y resalta la buena predisposición de la interlocutora rusa con quien se comunicó en inglés.
“En la primera etapa me enviaron links de videos de estudiantes hablando, mostrando gestualidades, actuando para que los directores pudieran hacer un casting virtual. Yo debía seleccionar los actores con quienes trabajaría. Vi entre 30 y 40 videos. Elegí en un fin de semana una comisión de alumnos y le confirmé a mi interlocutora rusa”, relata.
“Un lunes arrancamos a las 9 (allá eran las 5 de la tarde). En la primera reunión con varios de los estudiantes elegidos por mí, algunos estaban en su casa, otros en la universidad y uno hacía compras. Les conté a todos que mi idea era trabajar en una adaptación de ‘Seis personajes en busca de un autor’, de Luigi Pirandello. Luego nos presentamos formalmente y trabajamos durante una semana, del 21 al 27 de septiembre. Al principio los alumnos eran muy respetuosos y estudiosos, hasta que empecé a sacudirles las estructuras y a alentarlos a que se distendieran -cuenta-. Cuando les di cierta confianza ya me hacían bromas y me imitaban. Esto ha generado una horizontalidad, que es lo que a mí me gusta mucho en teatro, con la idea de que yo vengo ‘a enseñarte pero también a aprender de vos’”, describe el proceso.
El mismo trabajo que hizo Padilla lo abordaron también on line otros directores participantes de distintas universidades rusas, uno de Armenia y otro de Turquía. La segunda etapa se cerró una vez que los alumnos terminaron de trabajar con esos directores, produjeron una escena filmada y la presentaron en forma virtual.
A partir de esa presentación un jurado eligió los dos mejores trabajos: uno fue de Rusia y el otro, el del novel director tucumano. La tercera etapa (y final del proceso) es la invitación a los ganadores a que vayan a dirigir la puesta en escena de la obra completa presencialmente en Ekaterimburgo.
Muchas ilusiones
“Estoy emocionado; quiero dirigir a los chicos; se armó un vínculo muy intenso”, dice Padilla muy ilusionado, y estima la fecha probable será “para cuando se levanten todas las restricciones del covid-19 y cuando se abran las fronteras de ambos países, a partir de enero de 2021”.
“Me encantaría seguir formándome allá como artista y volver luego a compartir mi aprendizaje. Estoy averiguando en qué puede ayudarme la UNT”, finaliza.
Los obstáculos: el lenguaje teatral le sirvió para superar todas las barreras idiomáticas
El primer gran obstáculo para José Padilla fue pensar en inglés para que una de las estudiantes rusa (no traductora) les transmitiera a sus compañeros sus pedidos como director: “al principio fue problemático, pero después le fuimos encontrando la vuelta. Otro obstáculo fue la manera de hacer teatro. Ellos tienen una visión estructurada, rigurosa, perfeccionista. En cambio, el actor tucumano improvisa, trata de zafar. El rigor está en su esencia cultural. Las herramientas que más usamos para entendernos fueron los gestos y la mímica, las posiciones del cuerpo; es decir, recurrimos al lenguaje teatral. Fue hermoso”.